El francés y la mecanografía que aprendí en
Suiza, me sirvió para poder trabajar como auxiliar administrativa durante 12
años en la misma empresa, hasta que lo dejé para casarme.
Conservo un gran recuerdo de mis jefes y de
todos mis compañeros, que, aunque éramos distintos en nuestra forma de pensar y
nuestra forma de ser, nos llevábamos muy bien.
Otra cosa que guardo en mi recuerdo en
todo ese tiempo en la empresa, es que a la hora del almuerzo, cada cual
llevábamos a la oficina nuestro pequeño bocadillo y una pieza de fruta para
después, pero esa pieza de fruta era compartida, porque al propio tiempo que
dábamos, recibíamos, y mi jefa era una de ellas. Por eso no es de extrañar que
diga que me acuerdo mucho y no es para menos, porque nos encontrábamos a gusto
trabajando.
Siempre que llegaba el día del santo de los
jefes, nos invitaban a comer a su casa. Era una comida extra y ambientada con
música suave.