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No es lo mismo pintar una rama que un rostro



     El  dibujo es esencial a la hora de pintar un cuadro, por ese motivo me matriculé en la clase de Dibujo Artístico durante tres años. Había que realizarlos desde una distancia de dos metros aproximadamente. La figura de escayola quedaba colocada de manera que todos la pudiésemos dibujar al natural con carboncillo. 

      Cuando ya estaba encajado el dibujo, se pasaba a difuminar los claros y las sombras que marcaba el foco de luz, con lápiz compuesto y difumino. Cada cual lo percibía de una manera, por ser desde una perspectiva distinta.

     Aún recuerdo el comentario de mi profesor al hablar del tema, decía lo siguiente:

     -“No es lo mismo pintar una rama de un árbol, o unas hojas, que un rostro, porque nadie se va a enterar si queda una rama más alta que otra; en cambio, en un rostro, es distinto, porque es ahí donde se demuestra si se domina bien el dibujo”.

    A la hora de pintar una imagen, ese comentario siempre lo he tenido presente, y me ha ido bien.

   Como decía anteriormente, en Dibujo Artístico hice varios trabajos, disfrutando al máximo en cada uno de ellos, pero hubo uno que me costó repetir varias veces, era en el momento de encajarlo, pues no conseguía sacar el giro del cuello, hasta que después de repetirlo, al fin lo conseguí;  faltó muy poco para que lo aborreciese, y menos mal que me hice con él. Lo mismo me ocurrió al encajar una pierna, que la tuve que borrar y volver a dibujar hasta que lo conseguí. Y es que hay veces que parece que las mismas cosas cuestan más que otras de realizar, tal vez sea también por el estado de ánimo, o porque se está pensando en otras cosas. Sea lo que sea, lo importante es conseguir aquello que uno se propone.