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¡Qué hermoso es sentir y expresar lo que se siente!

La poesía sirve para reflejar nuestro estado anímico, y además, viene a ser algo así como una terapia, porque sacamos al exterior lo que sentimos por dentro. Si estamos eufóricos, nos ponemos románticos y entonces escribimos poemas de amor, recordamos los buenos momentos pasados con alguien y en algún lugar hermoso, unas vacaciones, por ejemplo o un viaje…

Pero si es todo lo contrario, nos ponemos tristes y melancólicos, por consiguiente, la expresión de la misma, tomará otro matiz, así es que en ese momento daremos rienda suelta e intentaremos transmitir el desconsuelo que nos invade y deja nuestro corazón malherido. Es entonces cuando nos surgen poesías de desamor y protesta. 

 No todas las poesías que se escriben están inspiradas en hechos reales o personales, las hay que son creativas y de ficción.         
                                       
A continuación, voy a copiar dos de mis poesías, que como se puede observar, son bien distintas la una de la otra, porque como ya he dicho en otras ocasiones, me gusta la variedad de temas y el poder transmitir distintos sentimientos.

Amor Lisonjero
¿Quién tiene la llave
de mi corazón herido?
Tú, que yergues erguido,
háblame, di,
¿qué quieres de mí?
Rompe tu silencio.
No seas arrogante.
¿Acaso ese es tu talante?
No llames más a la puerta, 
ni entres en mi jardín.
La acacia y el naranjo,
testigos son
de nuestro amor,
mas, ellos saben bien
lo mucho que te amé.
Sólo te pido
que me digas ¿por qué?
Tu falsedad no la entiendo.
Vete lejos, muy lejos
adonde te lleve el viento.

L U N A
Luna del mes de enero,
tú que alumbras mi sendero
¿debo fiarme de ti?
Tengo entendido
que eres engañosa
y, siendo tan hermosa
ocultas tu rostro
cual un despliegue
de carnaval.
Luna, lunita, lunera,
con tantas caras
quién te conociera.
Tu resplandor me ilumina
y espero no equivocarme.
Luna del mes de enero,
tus rayos lunares
me envuelven.
Siembras dudas,
mas yo te quiero
tal y como eres.