Hoy me apetece escribir sobre el tema de la amistad. Qué bueno es conservar las buenas amistades. Tener amigos es muy valioso, yo los tengo hasta en América desde hace un montón de años. Pero lo más importante para conservarlos, es mantener siempre el contacto con ellos, porque como se vaya dejando por cualquiera de las dos partes, entonces se llega a la desgana, y lamentablemente, se pierden.
Amigos de verdad, hay muy pocos, pero como ya he dicho anteriormente, hay que cultivar esa vía de conexión siempre, aunque sólo sea de vez en cuando. Tenemos a nuestro alcance distintas formas para podernos comunicar, ya bien sea de forma tradicional, mediante la utilización de redes sociales y teléfono móvil, así es que si se pierde un amigo por dejadez, es una lástima.
Unos familiares, me invitaron a pasar unos días en el camping donde tienen instalada su caravana, y allí he tenido la ocasión de conocer a gente encantadora, incluso extranjera. Ver cómo se ofrecían su comida, unos y otros, es algo que me ha llamado la atención y, además, con esa alegría que brota desde lo más profundo del ser humano, intercambiando correos electrónicos a la hora de despedirse cuando alguien se marcha, los besos y abrazos tan sinceros, todo eso me conmueve y me llena de satisfacción.
Asimismo, recuerdo los buenos ratos pasados jugando a las cartas en el juego del despistado y del 31. A mi hermana la llamábamos la reina del 31, por ser el juego que más le gusta, pero había un vecino de la caravana de al lado que también quería jugar, aunque decía que no sabía. Pronto aprendió y a partir de entonces, nos ganaba todas las partidas, con lo cual, todos reíamos a carcajadas.
Y como broche final, esa fideuà excepcional cocinada por un familiar y compartida por amigos “recién pescados”.