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Semana Santa, tiempo de meditación y reflexión



En nuestro mundo de hoy, la gente va agobiada por multitud de problemas, casi no hay tiempo para descansar, pues muchos prefieren, en su tiempo libre, quedar enganchados al ordenador o al móvil, luego, el fin de semana, a divertirse hasta que el cuerpo lo resista. ¿Y cuándo se descansa?

Tanto el cuerpo como la mente, necesitan su tiempo para relajarse; por el contrario, si no se hace así, irá aumentando el estrés, y a saber hasta cuándo se podrá aguantar, porque somos humanos, no máquinas. 

Es cierto que las vacaciones de verano sirven para inhibirse de los problemas cotidianos, aquéllos que puedan permitírselo, bañándose en la playa tomando el sol tumbados sobre la arena y escuchando el sonido del mar cuando las olas rompen su oleaje convirtiendo así una suave brisa. Esto mismo sucede en época de Semana Santa y fines de semana. Los hay que prefieren hacer senderismo por medio de las montañas. Hay infinidad de lugares para poder recuperarse de tanto estrés. Luego al llegar a casa, se dan cuenta de lo bien que les ha ido y cogen el móvil para contar a sus amistades los buenos momentos vividos, incluso se lo recomiendan.

Todo eso está muy bien, pero además, en Semana Santa tenemos la oportunidad de poder meditar y reflexionar para poner en orden nuestras ideas y así dar descanso a nuestra mente tan cargada de problemas. Para conseguirlo, hay quien va unos días a un monasterio donde consigue encontrar su paz interior. Otros, en cambio, deciden ir de vacaciones a visitar las ciudades más tradicionales donde salen en procesión las imágenes que se veneran con gran fervor, y devoción.Ya bien sea una cosa u otra, el ser humano queda nuevamente reparado y listo para empezar de nuevo la lucha diaria, pero con más fuerzas.