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Continuación del viaje a Jaca, Lourdes y Andorra



En Jaca pudimos ir a visitar el monasterio de San Juan de la Peña. Os lo recomiendo por ser un lugar mágico. Dicho monasterio está construido debajo de una peña gigante, y que en siglos pasados ocurrió algo sorprendente. 

El paraje es maravilloso, que por estar a gran altura, y en un entorno repleto de árboles y vegetación, se puede percibir el aire puro que nos ha hecho sentir felices, con una gran plenitud y paz interior. 

De regreso al hotel, nos encontramos con un grupo de jóvenes, peregrinos del Camino de Santiago. Les aplaudimos, animándoles a seguir.

Tras dos días de estancia en Jaca, nos dirigimos al santuario de Nuestra Señora de Lourdes. Yo ya he estado otras veces y nunca me deja de sorprender. Por ser la Virgen cuyo título es “Madre de los enfermos” siempre está lleno de enfermos, pero también visitantes de todo el mundo.

Como en Lourdes sólo pudimos estar un día, visitamos la gruta de la aparición de la Virgen, pidiéndole cada cual por sus problemas particulares y los de su familia, incluso por los del mundo entero.

Todos los días a las 21 h. es la procesión de antorchas, donde llevan a la Virgen. Quienes la acompañan van rezando el rosario en distintas lenguas, ¡es impresionante! Luego se le canta el Ave María, al tiempo que se levantan las velas encendidas con sus farolillos.

Seguidamente llenamos las garrafas del agua de la gruta porque es curativa.
Hay muchos más monumentos para visitar, como el calvario, las tres iglesias, la iglesia subterránea donde caben 20.000 personas, las piscinas, la Virgen Coronada y las tiendas donde se pueden adquirir aquellos recuerdos que queramos regalar.




Finalmente partimos para Andorra. Continuamos contemplando el paisaje de alta montaña, donde hay vacas sueltas y las montañas parece que tocan el cielo. Es una atracción irresistible.

Una vez instalados en el hotel, aprovechamos para salir a comprar algunas cosillas. Después de cenar cada cual disfrutaba del tiempo libre a su antojo. Nosotras jugamos a las cartas con los andaluces que eran nuestros acompañantes de mesa, y se reían de lo lindo cuando les contaba algún chiste.

Había quien me comparaba con una de las chicas de “oro”. En fin que lo hemos pasado muy bien, y encima nos hemos intercambiado nuestros teléfonos móviles para escribirnos por WhatsApp.

Os envío algunas de las fotos del paisaje.

También deseo que lo paséis de lo lindo. ¡Un verano feliz!

Hasta pronto, amigos.