Recientemente
he podido realizar un viaje junto con mi hermana y mi sobrina, cada cual
cargaba con su maleta y otras pertenencias. Los puntos de destino han sido los
siguientes: Jaca, Lourdes y Andorra. Cada lugar tiene su encanto.
Cada vez que
he viajado con anterioridad, ha sido directamente hasta el punto de destino,
pero esta vez ha sido a modo de circuito,
es decir, todos los autocares que salían del lugar de origen, acudían a
Madrid, y desde allí había que hacer trasbordo subiendo cada cual al otro
autobús que ya nos llevaba directamente los lugares indicados.
Quizás es un
poco más de jaleo el hecho de tener que ir buscando en Madrid al otro autobús,
cargados con las maletas y en un tiempo récord, pero eso sí, estaban todos
juntitos y en la misma estación de autobuses. Tan sólo había que buscar el
número que nos habían asignado previamente.
Y como en la
vida todo tiene su recompensa, la parte positiva de viajar así, es que te da la
oportunidad de conocer a gente encantadora que viene de distintas partes de
España tanto de la península como de fuera de la península.
Quiero
recordar con cariño a Nely y a su madre de Tenerife. A los andaluces de Jaén, que se van a comprar
un cortijo con lo que nos han ganado jugando a las cartas. Al matrimonio de
Benisa, al otro matrimonio de Burriana, a los de Torrent, de Alzira, al
murciano, gente madrileña. A Gregorio y esposa, conocedores en primera persona
de la serie: La Alquería Blanca, y que son alicantinos. Tanto los conductores como
las guías, han estado a su altura. Y un montón de gente más. A todos ellos
desde aquí les mando un abrazo.
En el
siguiente artículo os contaré más cosas de este viaje tan especial.
Gracias por
seguirme en mi blog.